Mexico Distrito Federal

Cuando llegue, pues llegue a la central del norte, espere a que Susana fuera por mi como una hora, en ese rato yo agarre mi bonche de maletas y me acosté sobre ellas, cuando derrepente se acerco una señora a mi y me pregunto -Usted es hijo de Chuyito, el de la Farmacia?- Me quede con cara de whaaaaat!!!. Siempre que salíamos con mi papa era bien común que nos topáramos a algún conocido de el, era bien popular, por la farmacia, pero jamas me llegue a imaginar que uno de esos conocidos me lo toparía por acá, a miles de kilómetros de distancia y entre tantos millones de habitantes, no se que probabilidad haya de eso, pero fue la primera sorpresa que me dio el DF.

Es maravilloso andar por las calles, siempre hay gente, personajazos. Traigo tres camaritas, una leica mini de plástico que le compre a Poncho, ella me da la posibilidad de moverme y pasar totalmente inadvertido entre las multitudes jeje. Una canon A1, desgraciadamente mi lente 50mm se madreo, se atora, así que ahorita ando con un 70-210mm, no soy muy partidario de los telefotitos, pero este me da la facilidad de robarme tantas fotos, soy torpe para acercarme con la gente, pero con este lente la gente ni cuenta se da que le disparo.

Todavía me sorprende caminar por el centro y toparme a algún wey con los pelos parados a un metro de su cabeza, que pareciera romper las leyes gravitacionales, o a aquel extranjero gordo que se come un elote de esos que aun no he probado, o ese guerrero azteca vestido de reguetonero, o aquella pareja gay que se da un beso frente a catedral sin necesidad de que alguna marcha los cobije, o sencillamente a aquel wey que va a madres leyendo mientras camina. No se si la cantidad de personajes que uno puede encontrar sea directamente proporcional al numero de habitantes, o si obedece a una divercidad de no se que, pero hay tanto que uno se asusta.

De caminar ya me acabe los calcetines, los tenis no se cuanto tiempo puedan tener de vida y mis pies como que se están acostumbrando a las arduas caminatas. Solo espero encontrar un jale pronto para seguir caminando con mi camarita lista en la mochila.

Un abrazo.

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